miércoles, 29 de marzo de 2017

Cerca del final

 Hemos trabajado, planeado escrito,  corregido.
Tenemos un primer borrador, estamos felices.
Gastón Zuñiga está dibujando para la historia.
Y ahora,  un par de párrafos para despertar las ganas de leerlo.



El beso           
Va a llover, hay olor a agua en el aire. Ayer escuché a Marina jugar en la pileta, se reía fuerte y su risa hacía burbujas dentro de mi pecho. Va a llover, así que la voy a invitar a cazar ranas después de la lluvia.
Los primeros truenos asustan a Martincito que se larga a llorar. Me voy a la vereda así no lo escucho, así mamá no me pone a cuidarlo.
Veo un rayo azulrojizo. Uno…dos….tres; escucho el trueno. Seguro el rayo cayó en el molino del campo de los Gutiérrez.
Marina está en su habitación, es en el piso de arriba, parece una princesa en su torre. Me mira. Me sonríe. La lluvia comenzó a caer. Gotones enormes  explotan contra el piso de tierra. Me muevo, salto de un lado a otro para que caigan sobre mi cabeza, en mi pecho como si fueran una pelota, sobre mi lengua. Ahora caen más rápido y quedo estruendosamente mojado como un charco de ranas.
Ella me mira, lo sé porque levanta su mano y me saluda. Camino hacia su casa para invitarla a la cacería. Siento como si tuviera grillos dentro de la panza.

Golpeo la puerta. ¡Cuánto demora!, claro tiene que bajar de la torre.
Espío por la cerradura. Veo la lengua de su perrazo, escucho su jadeo.

No debí apoyarme en la puerta. Ahora tengo las ojotas de Marina al lado de mi boca. Levanto la cabeza y le digo:  A sus pies My Lady.
Marina se ríe. Ahora los grillos en mi panza cantan.
—¿Queréis ir a cazar ranas después de la lluvia Lady Marina?
—Será un  honor My Lord.

Vuelvo a casa bajo la lluvia, es una lluvia gorda y blanca. En el horizonte el cielo está rosado, parece algodón de azúcar.
En casa mamá sacó las cosas para armar el arbolito.
—Javier, armá el arbolito con tu hermano.
—¡Qué lindo! —le digo, miento, porque cuando pare de llover quiero que me de permiso para ir a cazar ranas.

Me gustaría armar el arbolito con Licho y Marina.

Coloco el arbolito en una maceta llena de piedras para sostenerlo bien. Espero que no se caiga como yo hace un rato. Me duele la rodilla.
—¡Uy, Uy! Martincito las globitos son para colgar no para revoleárselos en la cabeza a tu hermano, “Tesorito”.
Mamá le dice Tesorito a Martín, a mí más que tesorito me parece plomito.

Ponemos los globos, yo pongo uno y Martín otro. Yo pongo uno y Martín otro. Cuando todos los globos están adornando las ramas verdes del árbol, alzo a Martín para que coloque la borla de la abuela que va en la rama más alta, y sobre ella ponemos la estrella.
Mamá nos ayuda con la luces. 
Sigue la lluvia. El cielo ahora debe estar negro porque parece de noche. Mamá enchufa las luces y cientos de luciérnagas inundan la casa.
Mamá está sonriendo.