martes, 15 de noviembre de 2016

Carta-contrato para la escritura de La navidad de Javier

Querido Thomas:
Te escribo porque he estado pensando seriamente en lo que me has propuesto: participar en la escritura de la siguiente novelita que escriba para Javier y sus amigos.
Pero antes de hablarte de eso, quiero decirte que me ha alegrado mucho que vinieras a casa a contarme cómo fueron recibidos “Un verano” y “Quinto grado” en tu escuela. Que te agradezco por haber llevado los libros de regalo para que otras maestras y otros chicos puedan seguir leyéndolos y, sobre todo, quiero agradecerte, porque no sólo les transmitiste mi deseo de recibir cartas, sino que además me las trajiste.
Me encanta recibir cartas de los chicos, tengo muchísimas y a veces me siento y las leo una y otra vez, porque cuando las leo, me parece que los escucho decirme las cosas que allí están escritas y eso mi alegra y también divierte mucho, mucho.
Pero volviendo a tu propuesta: acepto, peeeero, tengo que advertirte que escribir una novela aunque sea para niños, lleva muchos meses y que, después de escribirla hay que corregirla y eso lleva mucho tiempo también. Además corregir puede resultar tedioso porque uno termina leyendo lo mismo muchisisísimas veces, hasta saber cada palabra de memoria, hasta saber dónde está cada punto y cada coma. Tantas veces uno lee lo mismo que ya no ve lo que está escrito sino lo que la cabeza tiene guardado y te dan ganas de tirar la novela a la basura e irte a tomar helado y ya está. Y todo ese trabajo ¿para qué?, nada más que para cambiar una coma de lugar o sacarla, o agregar o quitar un adjetivo, o cambiar una palabra porque el sonido no queda bien en el párrafo, o encontrar un error que se deslizó por apuro como escribir burro con v –porque la b y la v están juntas en el teclado- y otras cosas como estas que te cuento. Por último tengo que decirte que para comenzar a escribir primero hay que planear la novela y que planear una novela requiere tener más paciencia que una maestra de matemática y estar dispuesto a reconocer –después de trabajar mucho, a veces un par de semanas-, que lo que se está planeando no va a funcionar y empezar todo de nuevo.
Un párrafo aparte merecen los personajes, porque cuando están bien creados, ellos piensan que están vivos y andan queriendo hacer lo que se les da la gana y cuando eso pasa, cambian los planes que a uno tanto trabajo le dieron y ya te digo: son más tercos que un escritor, así que cuando a un personaje se le pone algo en la cabeza, olvidate, tenés que escribir eso que él quiere hacer. Además tenés que andar peleándote con ellos porque saben muy bien lo que quieren, por ejemplo, cuando no les gusta el nombre que les ponés,  zass,  es lo peor de todo, porque aunque querés escribir no podés, empezás a escribir y borrar o no escribís nada de nada aunque tengas la cabeza llena de cosas y te quedés frente a la compu todo el día.
Bien, advertido estás, así que si de todas formas querés escribir, después de mi operación arrancamos con los planes, para los que se requiere: papel, lápiz, tiempo y PACIENCIA, así que andá pensando porque pensar, pensar, pensar, es el primer trabajo del escritor.
Marianela